Cuentan que Mark Twain, autor de Las aventuras de Tom Sawyer, cuando ya era reconocido y famoso en todo el mundo, le confesó a un amigo íntimo que tardó 10 años en descubrir que no tenía ningún talento para escribir. Su amigo le preguntó por qué no lo había dejado, pues; a lo que Twain le contestó que cuando se dio cuenta de esto, ya era demasiado famoso.
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