
sábado, 16 de abril de 2016
CHARLES CHAPLIN (1889 - 1977)

viernes, 15 de abril de 2016
JEAN-PAUL SARTRE (1905-1980)

jueves, 14 de abril de 2016
SIMONE DE BEAUVOIR (París, 1908-1986)
Mujer
memorable y una de las figuras intelectuales francesas más
importantes y comprometidas de mediados del siglo XX como novelista,
filósofa existencialista y feminista.

Se
graduó en filosofía y hasta 1943 se dedicó a la docencia en los
liceos de Marsella, Ruan y París. Su primera obra fue la novela La
invitada (1943), a la que siguió La sangre de los otros
(1944) y el ensayo Pyrrhus y Cineas (1944). Participó
intensamente en los debates ideológicos de la época, atacó con
dureza a la derecha francesa, y asumió el papel de intelectual
comprometida. En sus textos literarios revisó los conceptos de
"historia" y "personaje" e incorporó, desde la
óptica existencialista, los temas de "libertad",
"situación" y "compromiso".
Fue
fundadora junto a Sartre, A. Camus, y M. Merleau-Ponty, entre otros,
de la revista Tiempos Modernos, cuyo primer número salió a
la calle el 15 de octubre de 1945 y se transformó en un referente
político y cultural del pensamiento francés de mitad del siglo XX.
Posteriormente publicó la novela Todos los hombres son mortales
(1946), y los ensayos Para una moral de la ambigüedad (1947)
y América al día (1948).
Su
libro El segundo sexo (1949) significó un punto de partida
teórico para distintos grupos feministas, y se convirtió en una
obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una
historia sobre la condición social de la mujer y analizó las
distintas características de la opresión masculina. Afirmó que al
ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a
las funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos
sociales y con ellos la posibilidad de ser libre. Analizó la
situación de género desde la visión de la biología, el
psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incitó
a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la
emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de
clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo
débil" no era ideológico sino económico.
miércoles, 13 de abril de 2016
UN DÍA COMO HOY EN...


1534
en Londres (Inglaterra) el
humanista y cardenal inglés Tomás
Moro, autor del libro
Utopía, se niega a firmar el acta que reconoce a Enrique VIII como
jefe de la iglesia y a consentir su divorcio de Catalina de Aragón.
Por ello será acusado de alta traición, encarcelado en la Torrre de
Londres y decapitado un año más tarde. (Hace
482 años).

1695 fallece en París (Francia) Jean de La Fontaine, escritor francés que escribió las fábulas más famosas de los tiempos modernos. Su éxito literario reside en sus Cuentos y relatos en verso de 1644 y su tres colecciones de Fábulas, publicadas entre 1668 y 1694, que se distinguen por su agilidad e ingenio narrativo, así como por el amplio y sutil conocimiento que el autor tuvo de la vida y del alma humana. (Hace 321 años).
martes, 12 de abril de 2016
CUENTACUENTOS EN MONTETABOR
Animada sesión de cuentacuentos en Montetabor. Jesús Tirado Cuentacuentos llevó la magia, la ilusión y la sonrisa a mayores y dependientes de Gines.
Organizado por la AA-BPMG.
Patrocinado por la Diputación de Sevilla.
Con la colaboración del Ayuntamiento de Gines.
Con la colaboración del Ayuntamiento de Gines.
lunes, 11 de abril de 2016
ALFONSO X, EL SABIO, Y CARLOS II, EL HECHIZADO: LA MAGIA EN LA CORTE
Alfonso
X y Carlos II prueban que entre la realeza española también hay
ejemplos de monarcas interesados por la magia y la superstición.

Alfonso
descendía de una estirpe sagrada,
según él, por parte de ambos progenitores, Fernando III el Santo y
Beatriz de Suabia. De pequeño acompañó a su padre en su particular
cruzada contra los infieles musulmanes. En una de las expediciones
bélicas creyó tener una visión celestial: fue
testigo de la aparición del apóstol Santiago con una espada en la
mano, encabezando una legión de blancos caballeros. Los
problemas psicológicos de Alfonso no hicieron más que aumentar con
la edad. Sufrió depresión, ansiedad, miedo y cambios repentinos de
humor, que le llevaron a ordenar la muerte sin motivo aparente de
diferentes personas, incluido su hermano don Fadrique. Algunos de sus
hijos le llamaban “loco” y “leproso”, quizás por su
repugnante aspecto físico: ojos fuera de órbita, úlceras en la
nariz, tumor maxilar, pústulas en las piernas...
El
sobrenombre de “el Sabio” se lo ganó por impulsar la cultura
como nunca antes lo había hecho nadie. Se rodeó de los mejores
juristas, traductores y eruditos de su tiempo y a su Corte acudían
sabios de todas las nacionalidades y de las tres grandes religiones
–judíos, cristianos y musulmanes–. A
Alfonso X le apasionaba la
magia,
la alquimia, la astrología, la astronomía
y
las ciencias ocultas en general. Estaba convencido de la influencia
de los astros en las personas y de que a través de ellos se podía
leer el futuro.
Estudió
las cualidades benéficas o perjudiciales de las piedras y los
minerales y los influjos que ejercen sobre ellos los signos
zodiacales. También el simbolismo de los números, en especial el 7,
estuvo siempre presente en sus tratados. De hecho, algunos de ellos
contenían esta cifra en su título –El
Setenario o
Las
siete partidas–,
que además solían estar divididos en siete partes.
Otro
rey continuó con esta estela sobrenatural. Fue Carlos II que, debido
a su delicada salud, poseyó una botica en la que tenían especial
importancia los medicamentos mágicos.
Por ejemplo, nunca faltaban las astas de unicornio, que supuestamente
tenían propiedades terapéuticas. Se creía en la existencia de este
animal y no faltaban farsantes que vendían el supuesto producto a
cambio de desorbitadas sumas de dinero. Tampoco faltaban nunca en
botica las pezuñas de la Gran
Bestia:
uñas de las patas traseras izquierdas de los alces, que servían
para rascarse cuando tenían convulsiones. También se sabe que el
monarca buscaba el elixir de la vida para mejorar su maltrecha salud.
Desde
el mismo instante de su nacimiento, Carlos
II había padecido todo tipo de enfermedades. A los tres años
todavía no andaba y los huesos de su cráneo no se habían cerrado,
y a los cuatro seguía mamando –tuvo
hasta 14 amas–. Su aspecto era tan deplorable que su padre prohibió
mostrar al niño en público. Ya siendo mayor, pactaron su boda con
María Luisa de Orléans, sobrina del rey francés
Luis
XIV. Cuentan que de camino a España, María Luisa, que conocía el
semblante de su futuro esposo por los retratos que le habían hecho
llegar, intentó retrasar el avance de la comitiva para evitar el
encuentro. Carlos no consiguió tener hijos ni con ella ni con su
segunda esposa.
Quizás
por todos estos infortunios creyó los rumores que decían que había
sido hechizado. En
1698 puso el caso en manos del inquisidor general,
fray Tomás de Rocabertí, y de su confesor real, fray Froilán Díaz.
Ambos religiosos decidieron pasar a la acción, convencidos de la
influencia del maligno sobre el monarca, algo que corroboró un
exorcista asturiano. El estudio del gobernante concluyó que había
sido hechizado doblemente cuando tenía 14 años: alguien había
disuelto en chocolate los sesos de un hombre muerto para que el Rey
enfermara, y los riñones para que no pudiera engendrar. Comenzaron
entonces unas sesiones de exorcismo que duraron años, hasta que
Carlos II se dio cuenta del timo. Más que nada porque seguía
postrado gravemente enfermo en su lecho de muerte.
domingo, 10 de abril de 2016
EL REY DE LA BARAJA

Alejandro
Magno fue
una de las caras seleccionadas para ilustrar la baraja. Considerado
uno
de los mejores militares de toda la Historia,
fue elegido para aparecer en la carta del rey de tréboles.
Para
el rey de espadas, el
monarca escogido fue el judío David,
pues se cree que fue el rey más justo que la humanidad pudo tener.
De igual forma, tienen
mucho que ver las espadas en la justicia y
la devoción a Dios.
La
carta del rey de corazones pertenece a Carlomagno, ya que se
reconoce que fue uno de los soberanos con el corazón más noble;
además de poseer una gran inteligencia, luchó por mantener a salvo
su pueblo.
La
representación del rey
de diamantes corresponde al romano Julio César.
Le fue otorgada esta carta debido a la codicia y avaricia que se le
atribuyen a este gobernante del Imperio Romano.
La
curiosa singularidad de las
figuras de la baraja francesa es que tienen nombres propios,
aunque no siempre han sido los mismos, ya que han ido variando según
el gusto de la sociedad y los vaivenes de la Historia. Por ejemplo,
durante la Revolución francesa, los
reyes se convirtieron en ciudadanos,
representados por personajes clásicos: Solón, Platón, Catón y
Bruto.
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