viernes, 4 de septiembre de 2015

TRABALENGUAS

Pablito clavó un clavito, ¿qué clavito clavó Pablito?, el clavito que Pablito clavó, era el clavito de Pablito.

ALGUNAS RAZONES PARA LEER

* La lectura proporciona entretenimiento
* Es fuente de placer

* Se despierta la imaginación
* Mejora la compresión
* Los valores se enriquecen
* Se fortalece la salud mental
* Incrementa la capacidad de análisis
* Es una de las mejores maneras de utilizar activa y creativamente el tiempo libre
* Como es portadora de conocimiento, la lectura ayuda a comprender las ideas de los demás, refutarlas y a contrastarlas
* Sirve para conocer las culturas y las visiones del mundo que tienen otros pueblos
* Es la mejor forma de remontarse al pasado y de reconstruir la historia del hombre y de la sociedad
* Permite el acercamiento de las obras de autores que han dejado testimonios valiosos para la humanidad
* Al leer, se detiene el tiempo
* El vocabulario se enriquece
* Mejora la ortografía
* Siempre hay un tema para conversar
* ¡Y MUCHAS MÁS!

CLUB DE LECTURA

Este mes leemos "Inés y la alegría" de Almudena Grandes.
Cuenta la historia de la invasión del valle de Arán, en octubre de 1944, por parte de un ejército de guerrilleros que se propusieron liberar a España. Una novela irrefrenable, sobre mujeres y hombres que lucharon con convicción por recuperar su país, que sobrevivieron luego en el exilio y regresaron, tras la muerte de Franco, a una España desconocida e indiferente con su modesta epopeya. "Inés y la alegría" es el primero de los Episodios de una guerra interminable, un proyecto narrativo integrado por seis novelas independientes, que comparten un mismo espíritu y rinden homenaje a los "Episodios nacionales" de Pérez Galdós. A diferencia de estos, los Episodios de Almudena Grandes no aspiran a relatar grandes batallas, sino a reconstruir, desde la ficción, historias reales igual de heroicas, pero mucho más modestas, de la posguerra, los «momentos significativos» de la resistencia antifranquista.
Con la colaboración del Centro Andaluz de las Letras.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

¿POR QUÉ CELEBRAMOS LOS CUMPLEAÑOS?

Debemos retroceder casi 5.000 años, cuando la religión y la magia dominaban el pensamiento de las sociedades, para encontrar el rito de felicitar y celebrar los cumpleaños. Sumerios, babilonios, persas y cómo no, egipcios. Los faraones y la realeza egipcia organizaban grandes fiestas y según cuenta Plutarco en sus “Vidas Paralelas”, la reina Cleopatra celebró el cumpleaños de su amante Marco Antonio con formidables regalos, incluso entre los invitados.

martes, 1 de septiembre de 2015

ARMAR LA DE DIOS ES CRISTO

¿Cuál es el origen de esta expresión?
Se aplica a las pendencias en donde todos gritan y ninguno se entiende, y a las tremolinas y reyertas muy grandes y ruidosas. 
Según la mayoría, esta expresión proviene de las controversias que se armaron en el ecuménico Concilio de Nicea al discutirse la doble naturaleza, humana y divina, de Jesucristo. Este concilio tuvo lugar allá por el año 325, bajo el pontificado de Silvestre I, y fue organizado por el emperador Constantino I el Grande por consejo de su asesor religioso, el obispo Osorio de Córdoba. Constantino había promovido su celebración para resolver la crisis desatada dentro de la Iglesia por los defensores del cisma arriano.
Posiblemente, la expresión surgió a raíz de estas disputas teológicas, no exentas de trasfondo político, que en nuestro país se dirimieron a nivel popular entre los católicos hispanorromanos y los visigodos que nos invadieron y que defendían el arrianismo, es decir, herejía que rechaza la divinidad de Cristo.
Según Sbarbi y su Gran Diccionario de Refranes, se refiere a la perturbación ocurrida en el Calvario cuando los judíos deicidas se convencieron de que el Crucificado era verdaderamente el Hijo de Dios por el temblor de tierra y los fenómenos que acompañaron a su muerte, lo que es muy probable que alguno gritara «Dios es Cristo» con tal de no ser tragado por la tierra.

LA LEYENDA DE AMOR DE LUCILDA

El Palacio de Núñez Vela, hoy Palacio de Justicia, situado en la Plaza de la Santa, guarda una leyenda de amor tanto triste como trágica.

Se cuenta que en este palacio vivía le bella Lucilda, hija de un noble abulense, la cual destacaba por su belleza y a la que no le
faltaban pretendientes a los que rechazaba.

Buena amante de la ciudad de Ávila, en sus paseos cotidianos empezó a notar la presencia de un hombre, que si bien no se le acercaba, sabía que la seguía y cuando se asomaba desde su alcoba que daba lugar a las bellas vistas del Valle de Amblés, allí estaba este misterioso varón, del cual empezó a enamorarse y una vez que consiguió por fin conocerle y hablar con él, surgió la verdadera llama del amor.