viernes, 17 de octubre de 2014

MENS SANA IN CORPORE SANO

La expresión en latín clásico ‘Mens sana in corpore sano’, cuya traducción es ‘Una mente sana en un cuerpo sano’ está extraída de uno de los poemas satíricos escritos por el autor romano Décimo Junio Juvenal, a caballo entre los siglos I y II d.C.
Concretamente pertenece a la Sátira X (línea 356) en el que la frase entera dice:
‘Orandum est ut sit mens sana in corpore sano’
(Debemos orar por una mente sana en un cuerpo sano)
Evidentemente, hay que encuadrar la frase dentro del contexto de la época, en la que las civilizaciones daban un estricto valor y gran importancia a la formación intelectual, atlética y espiritual del individuo (mente, cuerpo y alma).
Se calcula que fue hacia el último cuarto del siglo XIX cuando la expresión ‘mens sana in corpore sano’, tal y como nos ha llegado hasta nosotros, empezó a utilizarse con el fin de popularizar las técnicas de gimnasia moderna, por aquel entonces cada vez más de moda, y para ello se comenzó a pronunciar sin la vinculación religiosa, tal como hacía la frase en su origen (Orandum est ut sit).
En ese tiempo, el concepto que asociaba tener una mente sana con un cuerpo sano también se popularizó en gran medida gracias al entusiasmo de Pierre de Coubertin, quien luchó para difundir las ventajas del ejercicio físico y trabajó incansablemente por recuperar los Juegos Olímpicos.

BEATRIZ DE DÍA

La trovadora, Beatriz de Día (1140-1175)
Cuando en los siglos XI y XII surgieron en Francia las conocidas como cortes de amor y los famosos trovadores deleitaron a su público con cantos al amor cortés, un grupo reducido de mujeres quiso seguir los pasos de aquellos poetas y escribir sus propios versos. Las trobairitz, o trovadoras, quisieron plasmar en su obra poética los sentimientos más profundos provocados por un amor sublime. Pero así como la historia ha ensalzado a los trovadores convirtiéndolos en personajes indispensables de la Edad Media más legendaria, las trovadoras desaparecieron de cualquier campo de estudio, historiográfico, literario o musical. Pero las trobairitz existieron, y algunas de ellas escribieron bellísimos versos. Ese fue el caso de la misteriosa Béatrice de Die, Beatriz de Dia.