El
filósofo, escritor, dramaturgo francés y exponente del
existencialismo y del marxismo humanista rechazó el Premio Nobel de
Literatura en 1964 alegando en una carta dirigida a la Academia Sueca
que tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción pues
los lazos entre el hombre y la cultura debían de desarrollarse
directamente, sin pasar por las instituciones y que tenía la
obligación de comportarse como un realista crítico por lo que, de
aceptar el premio, le convertiría en un "funcionario del statu
quo".
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