viernes, 5 de septiembre de 2014

¡QUÉ ME DICES!

Una expresión que utilizamos a menudo es la de “NO HAY TUTÍA” refiriéndonos con ella a la dificultad o imposibilidad de realizar o conseguir algo. Equivaldría a decir “no hay manera” o “imposible”.
Tutía es una variante de atutía, que procede a su vez de la
palabra árabe hispánica attutíyya, que era un ungüento medicinal elaborado a partir de la capa que, tras la fundición de óxido de zinc (atutía) mezclado con otras sales metálicas, quedaba adherida a las paredes de los hornos y de sus chimeneas.
En la medicina árabe se aplicaba como tratamiento de enfermedades oculares y como cicatrizante. Con el paso del tiempo fue tal su prestigio que se amplió su uso terapéutico hasta llegar a convertirse en una especie de remedio universal, y en época de Cervantes, la expresión tutía comenzó a usarse como equivalente a “remedio”.
Es por ello que cuando no había un tratamiento o cura, para una determinada dolencia, se decía “no hay tutía“, no hay remedio, no hay solución.

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